una mujer fatal que te mataría sin piedad,
su mundo vive sumido de los vicios del placer de la carne,
y los vicios de las drogas interminables.
Ella vive sin cuidado aunque sabe
que al que hierro mata a hierro muere,
se pierde en un suspiro de lagrimas ahogadas,
por el inmenso dolor del mundo que le rodea,
algunos somos buenos de corazón, otros somos malos por vocación.
Sus labios sensuales tiñen de rojo,
y me invocan como a un demonio,
siento su cuerpo siento su espíritu, no hay luz sin oscuridad,
se que te mata al caminar.
Veo su falda, y recuerdo su mirar,
pero se que de ella nada me va a quedar,
bendita oración ya muy loco estoy.
Al borde del peligro,
mientras me deleito,
al besar sus senos,
su mirada fría y sin compasión,
me dirige la palabra de tan bella oración,
y sin embargo me duele, de que esto no sea una canción.
la pura realidad es la que la obligo a matar,
el mundo en que vivimos esta gobernado por el mal,
dime quien eres vos y que haces para sobrevivir,
y te contare la triste historia, de la guerra sin fin.
Entre amor y pasión,
solo la carne tiene la decisión,
esperaba una luna llena, pero menguante me toco,
viaje al cementerio con pena y dolor,
no pude ver su rostro pero se que ella falleció.
En su vida nunca nadie la amo,
yo me aleje sin decirle adiós,
el éxtasis se le subió y suavemente una bala la atravesó.
Este es el fin de otra historia no se si es verdad o es mentira, no se ni quien la creo aunque nunca digas que fui yo, siéntate a pensar y ve mas aya de tu nariz, si el mundo están malo, que podemos hacer hoy para lograr ser feliz.

Autor: Limbert R. K.
Nota del autor: Esta especie de poema lo escribí entre recuerdos y vivencias, después de todo se basa en la realidad de muchas mujeres hoy en día, y si sus historias no están tras las rejas, entonces están en el cementerio! Ama y defiendo los derechos de igualdad todos debemos ser tratados con amor y respeto!!!
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